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Tarot Osho Zen – As de Nubes : Conciencia

El significado de la carta de Conciencia en el tarot Osho Zen comienza por explicar que la mayoría de las cartas que pertenecen a esta serie de la mente, resultan ser caricaturescas o problemáticas, puesto que la influencia de la mente en nuestras vidas suele ser generalmente ridículo u opresiva. No obstante, esta carta de la conciencia nos muestra una gran figura de Buda.

Tarot Osho Zen Conciencia

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Este Buda es tan expansivo que ha conseguido ir hasta más allá de las estrellas, y sobre su cabeza no hay más que vacío. Buda es el encargado de representar la conciencia que se encuentra disponible para todos aquellos que se convierte en maestros de la mente y son capaces de utilizarla como el sirviente que se supone que debe ser.

En caso de que aparezca esta carta en una lectura, quiere decir que existe una claridad cristalina a tu disposición en este momento, completamente desligada y enraizada en la quietud de las profundidades de tu propio ser.

No existe ningún tipo de deseo de comprender desde el punto de vista de la mente, puesto que la comprensión que posees en este momento es una comprensión existencial, total, que se encuentra en armonía con el pulso de la vida misma. Es momento de que aceptes este gran regalo y busques compartirlo.

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Las enseñanzas de Osho sobre la carta de Conciencia

Provenimos de lo desconocido, y nos movemos continuamente hacia esto mismo. Hemos estado en esto miles de veces, y miles de veces volveremos a estarlo. Nuestro ser esencial es inmortal, pero nuestra corporeidad es mortal.

Nuestras casas, el cuerpo y la mente representa el marco en el cual nos movemos, y todo está conformado por cosas materiales que se cansarán, envejecerán y morirán. No obstante, la consciencia, bautizada “no-mente” por Bodhidharma, es eterna. Se expresa y regresa a lo desconocido.

Este movimiento de lo conocido a lo desconocido y viceversa continúa por la eternidad a menos que alguien se ilumine, lo que haría que esta fuera su última vida. En ese caso, esta flor ya no volverá, porque ha tomado conciencia de sí misma y no necesita que represe a la vida, porque ella no es más que una escuela de aprendizaje. Es una persona que ha aprendido una lección y ahora se encuentra más allá de las ilusiones.

El budismo habla de seis, siete u ocho aspectos de la conciencia. Habla primero del terreno o conciencia básica, que tiene un conocimiento general y global de que el mundo está ahí y que yo existo. Luego hay cinco aspectos relacionados con las cinco experiencias sensoriales: ver, oír, oler, saborear y tocar. El séptimo aspecto es la conciencia mental, que asocia conceptos abstractos a los primeros seis aspectos. A veces se considera que existe un octavo aspecto de la conciencia que se relaciona con estados mentales aflictivos que distorsionan la realidad (odio, anhelo, etc.). Pero aún más fundamental que todos estos estados y aspectos es la conciencia primaria, lo que se llama el continuo de la conciencia fundamental luminosa.

En el budismo, la dualidad materia/conciencia, el llamado problema mente-cuerpo, es un problema falso dado que ninguno de ellos tiene una existencia intrínseca e independiente. Según algunas enseñanzas budistas que analizan los fenómenos a un nivel más contemplativo, la naturaleza primordial de los fenómenos trasciende las nociones de sujeto y objeto o tiempo y espacio.

Pero cuando el mundo de los fenómenos emerge de la naturaleza primordial, perdemos de vista esta unidad y hacemos una falsa distinción entre la conciencia y el mundo. Esta separación entre el yo y el no-yo se vuelve entonces fija, y nace el mundo de la ignorancia, el samsara. El nacimiento del samsara no ocurrió en un momento particular en el tiempo. Simplemente refleja en cada instante, y para cada uno de nuestros pensamientos, cómo la ignorancia reifica el mundo.

La concepción del budismo es así radicalmente diferente del dualismo cartesiano, que postula por un lado una realidad material sólida verdaderamente existente y, por otro lado, una conciencia completamente inmaterial, que no puede tener ninguna conexión real con la materia. El análisis budista de los fenómenos reconoce la falta de realidad intrínseca de todos los fenómenos. Ya sean animados o inanimados, están igualmente desprovistos de existencia autónoma y última. Por tanto, existe una diferencia meramente convencional entre materia y conciencia.